Chalecos amarillos y lazos amarillos

El aniversario de los chalecos amarillos se ha traducido en nuevas protestas y altercados pero también ha sido una nueva certificación de la pérdida de fuelle de este movimiento que ha costado enormes pérdidas económicas, miles de heridos y centenares de ingresos en prisión.

La lección que cabe extraer es que, en las democracias asentadas, promover cambios estructurales precisa de amplios apoyos sociales y de proyectos coherentes. Dicho de otra manera: los atajos voluntaristas están condenados al fracaso.

En momentos de crisis, las referencias políticas se debilitan, la política líquida hace su agosto y muchos políticos creen que pueden hacer, decir y proponer cosas sin fundamento… Pero se equivocan. Por eso han fracasado los chalecos amarillos; por eso UnidasPodemos ha tenido que cambiar radicalmente su discurso para poder sobrevivir; por eso Casado ha tenido que meter a Aznar en un cajón y dejarse la barba para parecerse a Rajoy y – aquí está la mejor parte – por eso Vox no podrá mantener su discurso y sus propuestas cuando el impacto del «procés» pierda fuerza

(Reflexión dedicada a Emilio Alonso porque me da la gana 😉)

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